Pedro Quetglas es el más feliz representante del expresionismo barroco. Promotor de inquietudes y constante incitador de toda clase de manifestaciones artísticas, su obra responde a esta manera de ser suya. Lo plástico (a través de un expresionismo barroco de buena ley) se patentiza a lo largo de toda su obra. “Xam” es el artista que ha permanecido fiel a una técnica y hasta podríamos decir a una temática. Técnicamente hace alarde de un dominio perfecto de la línea. Los valores pictóricos están presentes en sus obras independientemente de la anécdota o leyenda que las ha hecho posibles. Temáticamente el mundo de “Xam” es un mundo en el que lo legendario o meramente anecdótico da contenido y valor a la obra. Los elementos estructurales que ambientan las obras ayudan a la comprensión de ese mundo de anécdota y leyenda en el que se halla inmerso. El barroquismo, recargado en su primera época, ha ido estilizándose y adoptando nuevas formas fruto de la severidad estilística a que ha sometido su obra últimamente.