Karl Martinus Schöltz

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Galería

Port Shetstone (Sudáfrica), 1935

Este pintor sudafricano residió algunos años en Mallorca. La obra de Schöltz es de gran interés y trascendencia. Ese hiperrrealismo que cultivaba (altamente humano y poético a la vez) está realizado con una técnica depurada y maestra. Destacan, de su obra conjunta, sus famosas fachadas de viejas casas y de artísticos monumentos, con los que el artista se sentía plenamente identificado. Un colorido muy acorde al tema tratado hace de estas piezas verdaderas obras maestras del género.

Un magnífico sentido de la línea. Schöltz es –arquitecto, además de pintor- y una perfecta mirada para captar luz.

Lo rural incita la mirada del pintor y no desdeña detalle de la realidad.

Son composiciones-documentos de una vida (pueblos y seres, gatos y piedras) que o perecen por abandono de su vitalidad o por derribo para hacer lo nuevo. Eso en principio es el valor testimonial de una imagen.

Todo de un “ayer” cuyo secreto ha sabido captar un artista de la poesía sin palabras.

Cada pintura de Schöltz es un espejo, pero un curioso espejo en el que quedaron marcados los rostros de los demás, las cosas ajenas, lo que nos circunda. Y quedó allí dentro del rectángulo, con todos los detalles, aun aquellos en que nunca habíamos reparado, que siempre nos habían escapado. No se le escapa nada. Es el suyo un ojo excepcional. Por esto puede presumir de buen virtuosismo en sus pinturas, luminosas donde las haya.

Este realismo bien dosificado nunca es descuidado. Se ve perfectamente que el pintor, ante el tema, obra un intento muy elogiable. Y en las más felices ocasiones su obra contacto con la de aquellos buenos documentalistas del pasado que, sin querer, nos fueron dejando un testimonio vivo y nítido de su época.

Soleada crónica española, exactamente elegida para que el dibujo impecable se exalte bajo la luz.

Schöltz alcanza la perfección del hiperrealismo más acentuado, y lo alcanza porque el artista consigue llevar al espectador hacia momentos de gran intensidad.

De la simple observación de sus obras destaca inmediatamente su gran pasión por el realismo y por los detalles. Practica el dibujo, con un realismo detallista de auténticos inventarios de templos y patios históricos, los interpreta dinámica y expresivamente, tal y como ellos quieren y deben serlo.

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