Josep Meneses

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Galería

Barcelona, 1930

Este pintor catalán, afincado desde hace años en Mallorca, ofrece una serie de paisajes en los que el natural está tratado a la manera impresionista, con una gran fuerza colorista y enérgica pincelada. Sus telas, en las que el elemento plástico está presente, son exponentes de una interpretación viva, espontánea y llena de luz y colorido.

Las islas Baleares y su paisaje tienen en la obra pictórica de Josep Meneses, un gran mentor, que hace de estas islas la razón de ser de su pintura. Un arte que no es producto de un análisis mental de los contenidos de la naturaleza, sino de la integración del hombre con el paisaje de una técnica en la que los colores y volúmenes se entremezclan para invitar al espectador a sumergirse en el tema, logrando una comunicación anímica entre paisaje y su emoción.

La paleta de Meneses posee una pincelada suelta y espontánea, directa y cargada toda ella de energía y deseos de comunicar todas las impresiones que el artista ha recibido en su contemplación del paisaje, reflejado de forma u tanto fauvista y cezánniana; pero no exenta de serenidad.

Su temática es rica en lugares que el artista devora con rápidos y certeros garabatos, que servirán de bocetos para la obra final. Tierras boscosas, calas increíbles, rocas ígneas, playas de oro y plata, aguas bravas o calmas, reflejos de luna sobre el mar, pequeñas casonas, puertos y amaneceres son captados con expresividad y nobleza. También con belleza insólita.

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