Josep Coll Bardolet

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Galería

Campdevánol (Girona), 1912 – Valldemossa (Mallorca), 2007

El pintor catalán Coll Bardolet estuvo afincado en Valldemossa hasta el día de su muerte. Es el artista que se ha enfrentado con el paisaje mallorquín y lo ha resuelto con más delicadeza y sensibilidad. Este pintor sentó su caballete en Valldemossa, Deiá, Selva, Torrente de Pareis, Sóller y en todos aquellos lugares en donde experimentó una emoción de la que no pudo desprenderse. Esto es sintomático y entraña una noble aspiración. Coll Bardolet fue, por encima de todo, un artista que sintió y gustó de aprisionar el paisaje matizándolo con ese hálito emotivo que lo hace doblemente sugestivo. Emoción que el pintor nos presentó a través de una obra en la que el color y el trazo juegan un papel importante. De línea ágil y armoniosa (Coll Bardolet fue un  magnífico dibujante) y de un colorido suave, sin estridencias, en el que el color es apenas perceptible, se nos presentan las obras paisajísticas de este artista. Pero en Coll Bardolet debemos considerar, además, otros aspectos que dan un sello peculiar a su arte: sus magníficos, sus maravillosos dibujos en los que una línea grácil, ingrávida, nos da la sensación de movimiento y de ritmo. Tal sus dibujos y acuarelas representando parejas de baile mallorquín (boleros) difícilmente superables. Y tal, en otro aspecto, sus bodegones en los que el pintor hace alarde de una técnica nada común. Recordemos sus “Estudios en blanco” en los que la técnica, aunada al sentimiento, hacen de estas obras modelos dignos de imitación. Artista dotado de todos aquellos elementos necesarios para realizar una obra densa y de gran contenido, las muestras que nos ha dejado responden a estas cualidades.

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