Estudió en la escuela de artes y oficios de Valladolid. Desde 1972 vive y pinta en Mallorca. Camargo contribuye a iluminar su territorio personal, su paisaje interior. Porque el tema no es tan importante como ese desarrollo sensible del artista mediante el cual entrega al contemplador una visión del mundo. Precisamente es lo que vale, esa visión interior enriquecedora en el más cabal significado de la palabra. Y es lo que permite sobrevivir, en este mundo inmundo, a la esperanza.
Esta especie de búsqueda de la luz es la labor en la que está inmerso Camargo. Y su manera de interpretar el paisaje es una lección en el uso del tono que va desplazando sobre la tela con sensibles y vigorosos toques de espátula. Por ello, gracias a ello, construye su paisaje, lo ensambla “ladrillo sobre ladrillo” hasta levantar un hermoso edificio natural.