Es el artista que hace llegar hasta nosotros la alegría del vivir, a través de unas telas en las que se une a la embriagadora naturalidad de unos temas (paisajes, marinas), la naturalísima técnica que los hace asequibles a quien tenga gusto y sensibilidad. Unido esto a un colorido agradable y optimista (de una luminosidad extraordinaria) y a una manera de hacer vivaz y atrevida, en las que no están ausentes reminiscencias de la más pura abstracción, nos da esa obra que no puede menos de cautivar a todo espectador consciente. Tanto sus visiones paisajísticas como las que podríamos calificar de “meras recreaciones plásticas”, tienen todas ellas un sello personal inconfundible.